30 d’abr. 2010

Tenemos sol, para comer y beber ¿Por qué quejarse tanto?


Estas fueran las palabras que escuché de un vecino de Badía del Vallés tras la finalización de la Manifestación contra el paro, la precariedad y la exclusión social. Vecino que obviamente no participó en la manifestación celebrada en Sabadell-Barberà y Badía convoca por CGT de Cataluña y apoyada por una veintena de colectivos del Vallés Occidental.
Estas palabras me sirven para intentar analizar desde mi punto de vista la situación de la clase obrera en este 1º de mayo de 2010, 100 años después de la constitución del primer sindicato anarcosindicalista en Catatalunya, la CNT. Y en un contexto de crisis que nos deja una cifra de paro de un 20% en el estado español.
Las condiciones objetivas de que aquí está fallando algo, creo que ha fecha de hoy nadie las puede negar. El problema son las condiciones subjetivas ideológicas inexistentes en la mayoría de clase obrera más precaria. Esto genera la contradicción que se está dando dentro del seno de la clase trabajadora, que ante la situación actual no es capaz de dar una respuesta contundente de disconformidad en forma de huelga general. El conformismo se ha instaurado en nuestra sociedad tan contundentemente, que el análisis de ese vecino es más generalizado de lo que a priori parece.
La cuestión para revertir la situación es tener claro como se ha llegado a este punto. Creo que hay dos razones principales: la ficticia bonanza económica de los últimos 5 años anteriores a la crisis y la pasividad de los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT. La bonanza económica hizo creer a la clase obrera más precaria que cualquiera podía tener el mejor coche, la mejor televisión, un piso para vivir… En esos momentos con la facilidad de concesión de créditos por parte de los bancos y la abundancia de trabajo era posible. Vinieron miles de inmigrantes, muchos jóvenes dejaban los estudios para ponerse a trabajar, trabajadores y trabajadoras de mediana edad no se formaban ya que veían asegurado su puesto de trabajo. Ante esa situación la labor pactista y la función del “bombero pirómano “en los mejores casos de CCOO y UGT funcionó muy bien. El conformismo se generalizó con fundamentos objetivos.
Ahora la gran cuestión está en cómo organizar a una clase obrera precaria, que lo que quiere es volver a la situación anteriormente descrita, porque la ha vivido recientemente y obviamente es una situación cómoda para ella. Y como hacerles ver con la crisis ideológica generalizada, que hay la posibilidad de comenzar a crear otro tipo de sociedad, creando espacios con otros valores a los dominantes en las sociedades capitalistas. Yo no me veo capacitado para responder a estas dos cuestiones, pero sí que tengo una cosa clara, lo poco que se aproxima a esa respuesta tienen que ver con el trabajo de base de organizaciones implantadas en nuestros municipios, desde sindicatos combativos, asambleas de jóvenes, de parados, de afectados por la hipoteca, de inmigrantes no controladas por los ayuntamientos, ateneos, cooperativas de consumo, medios de comunicación alternativos…Y a que se dedican estas agrupaciones que se quejan cuando tenemos sol, para comer y beber: a luchar contra los cierres de empresas, contra los Eres, contra los despidos, contratas y subcontratas, privatizaciones, contra los desahucios, embargos, horas extras, recortes salariales, por el derecho a las pensiones públicas, por la cobertura de prestaciones para todos los desempleados, contra la represión y el recorte de las libertades…

Juan Carlos Santervas, miembro de CGT Sabadell


Publicado en Vilaweb Sabadell